jueves, 5 de mayo de 2016

Paul MacLean y sus tres cerebros


Paul MacLean McLean 1990 postula que, si bien en una sola estructura, nuestro sistema nervioso central contiene “tres cerebros” – momento, no cambie de página, lo explicamos-  estos se disponen en relación a su orden de aparición en la historia de la evolución del hombre.   En su teoría, el autor menciona primero un cerebro, denominado reptiliano, luego un Cerebro Límbico, afín con las capacidades de los mamíferos más primitivos y por último, en la última disposición se encuentra el neocórtex relacionado con los mamíferos más evolucionados o superiores.  El Cerebro reptiliano sería para McLean 1990 la parte de nuestro cerebro más primitiva y antigua, lo que hoy se conoce como instintivo, reptiliano o paleoencéfalo, este cerebro está conformado por los ganglios basales y el sistema reticular.  Alojado en el tronco cerebral, es la parte más antigua del cerebro, que rige los impulsos de la supervivencia. Se rige por el puro presente, no piensa, simplemente es pura impulsividad y reacción. En el cerebro reptiliano se procesan las experiencias primarias, no verbales, el actuar. Es el responsable de la conducta automática o programada con un repertorio limitado, incluyendo las acciones que han de realizarse para sobrevivir.
Para McLean, el mesoencefalo, o cerebro medio es una estructura más evolucionada con componentes relevantes que se corresponden con el sistema Límbico, y que según el autor, comienza a desarrollarse en los mamíferos, físicamente posicionado sobre el cerebro reptiliano.  Este  sistema Límbico participa tanto en la memoria como también en la vida instintivo emocional. Esto es lo que permite que un recuerdo siempre esté asociado a un sentido y significación dentro de la historia del sujeto.  El sistema límbico está interconectado recibiendo informaciones aferentes influyendo a su vez en las actividades efectoras vegetativas y somatomotoras, siendo por ello indiscutible su relación con la afectividad, así mismo las conductas emocionales como miedo, cólera y las que fueran motivadas por necesidades fisiológicas como alimentación.  Todas estas formaciones subcorticales, como el hipotálamo que oficia de centro de las motivaciones de los actos de expresión emocional, se hallan vinculados a las manifestaciones de la existencia de la persona. El sistema denominado Límbico, además de su intervención en la vida instintivoafectiva, posee otra función: colabora en la transformación de la información en memoria.   Con el tiempo aparece con una mayor progresión evolutiva, la tercera y última formación, la corteza cerebral que privilegia al ser humano con el sustrato para el pensamiento racional. La corteza cerebral es en gran parte el sustento neurobiótico de la actividad intelectual.  Este cerebro, nuevo en sentido evolutivo, denominado corteza cerebral, o neocórtex se encuentra sobre las formaciones más antiguas, es tan extenso que tuvo que conformarse en pliegues para caber en la caja craneana, su espesor varia de 1,4 a 4 milímetros, se encuentra recubriendo cada hemisferio cerebral proporcionando los circuitos que permiten los procesos cognitivos y funciones superiores, como la función ejecutiva.  El neocórtex se compone casi en su totalidad de sustancia gris con alrededor de diez mil millones de neuronas; es el producto final de la evolución filogenética del ser humano permitiendo aquel proceso de planificar, anticipar, inhibir respuestas; elaborar estrategias, juicios y razonamientos acorde a demandas y exigencias sociales y personales.
Todas estas funciones dependen de regiones del encéfalo de maduración tardía estrechamente vinculadas a la plasticidad neuronal (concepto desarrollado en otro artículo del presente blog), y a la generación de nuevas conexiones neuronales. Castaño (2005) es de la idea de que la corteza prefrontal está constituida por neuronas con capacidad de procesamiento multimodal y que su maduración sigue un proceso más lento que el resto del cerebro  completándose recién al final de la adolescencia, optimizando así funciones como la anticipación, planificación, memoria de trabajo, control emocional con inhibición de impulsos y de respuestas incorrectas, flexibilidad cognitiva y capacidad de abstracción. 
Y como para concluir, agrego que, seguramente si cerramos los ojos y pensamos en muchos de nuestros conocidos podríamos imaginarnos, cual de estos cerebros prepondera en cada caso... 

 Realizado por el licenciado en psicología Carlos Ontivero. 


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