miércoles, 26 de abril de 2017

Cuánto le transmitimos a los niños, aun sin hablar.

 En la clínica se observa que muchos pacientes tienen un concepto de sí no muy positivo, o un fuerte temor de ser determinada cosa.  Esto tiene tanta fuerza que les condiciona en su libertad de disfrutar de la vida, o emprender realmente lo que quieren.
Resultado de imagen para padre e hijo monstruos caricaturaCon el tiempo, en el trabajo del análisis suele descubrirse que esta idea es transmitida, de alguna manera, por sus referentes significativos durante su infancia, y que, como es de esperar,  esta visión de sí los acompaña toda la vida condicionando su existencia.  Los hace fracasar, o sabotearse, quizás presentarse ante los demás de determinada manera sufriendo y convencidos de ello, o en algunos casos triunfar parcialmente, ya que es a predominio de quedar enredados en una alienante batalla por oposición, que en realidad nunca fue suya, y nunca concluye por sí sola. 
Aquí pareciera jugase algo de la agresividad, que en psicoanálisis es constitutiva del sujeto. Lacan (1988) toma el planteo de la agresividad como continuando con lo postulado por Freud (1920) en su concepción de pulsión de muerte, es menester recordar el momento socio histórico del que datan estos análisis; la segunda guerra mundial movilizó a grandes planteos sobre las capacidades destructivas del hombre y sus sociedades.
Para Lacan en su segunda tesis, la agresividad, sostiene que es dada como intención de agresión y como imagen de dislocación corporal, y es bajo tales modos como se demuestra eficiente, destaca  la eficacia de la intensión agresiva; sostiene que la intimidación y o amenaza tiene una fuerte eficacia agresiva, esto actúa dada la conformación de fenómenos mentales denominados “imagos”, cuyo poder sugestivo es evidente, por lo que la agresividad puede manifestarse en la sola presencia, en un semblante.  Basta con pensar las relaciones entre padres e hijos o en la representación del padre severo y su imagen.
Continúa Lacan: Esta agresividad se ejerce ciertamente dentro de constricciones reales. Pero sabemos, por la experiencia, que no es menos eficaz por la vía de la expresividad; un padre severo intimida por la sola presencia y la imagen del Castigador, o descalificador, apenas necesita enarbolarse para que el niño la forme, y ello resuena más lejos que ningún estrago. 
“Hace un tiempo un paciente mencionó que su, ya fallecido padre, era de presencia tan estricta que luego de su muerte nadie se atrevió a ocupar su lugar en la mesa, al igual que cuando vivía, nadie se podía sentar en ese sitio”.  Como es de esperar esto no es sin consecuencias para los hijos.
Generalmente recuerdan al “Pino”, que bajo su follaje compite ferozmente por el agua y los nutrientes impidiéndoles el crecimiento a otros, dejando francamente árida la tierra bajo su sombra.
Pero no necesariamente tiene que haber un padre déspota para producir un efecto negativo en la estructuración psíquica del niño.
Ramírez (2010), en su análisis sobre la agresividad en psicoanálisis, nos dice que Lacan es de la idea de que el nivel fundamental de la relación al otro es la agresión, pero que ello es factible de sublimación.  Sin embargo, si se analiza el fundamento de lo que se encuentra, se llega de un modo inevitable a la hostilidad y no a la armonía; no se arriba a la unidad del sujeto, sino a la división del sujeto contra sí mismo, por otra parte, esto correspondería con las características  del concepto de superyó, posicionando al Otro en una suerte de agresor en relación al desvalimiento del infans.
Por lo que no es necesario que para que un adulto significativo otorgue una identificación negativa a un niño, ésta tenga que formularse en forma manifiesta, explicita. (Hugo B. Blaichmar), la misma puede transmitirse simplemente mediante el vínculo, generando una estructuración psíquica determinada, que puede afectar su vida emocional a futuro, siendo muchas veces extremadamente complejo poder llegar a las instancias de inscripción de esas experiencias que, como se mencionó, no siempre son  transmitidas explícitamente.
Pensemos que como el niño tiene el deseo genérico de ser el objeto de deseo del otro, los deseos particulares del adulto pueden inscribirse en su psiquismo incipiente como si fueran sus propios deseos particulares.
Vemos entonces que alguien puede sentirse desde sus fibras más íntimas “tonto”, “malo”, feo, o lo que fuere, por identificación con la imagen que el Otro significativo le da de sí, o por franca identificación con ese Otro significativo que se siente y sabe de esa manera y se lo transmite.
Así es que, muchísimas veces, ante la consulta por un joven o niño, lo primero que se sugiere es hacer terapia a sus padres.  Pero cuando ya son adultos hay que vérselas con eso.
                                                                      Por Carlos Ontivero.



domingo, 16 de abril de 2017

¿Locuras Femeninas?

Recientemente, me encontré con un artículo publicado por un colega en una red social, Facebook para ser exactos.  Bien, en el mencionado artículo de Infobae se planteaba, qué es lo que les estaba pasando a las mujeres; el autor sostenía que se encontraban en crisis, es más, lo titulaba “Locuras Femeninas”. Hacía referencia a que los hombres estábamos sufriendo las consecuencias de esta “crisis” y por ello, no sabíamos cómo comportarnos… (Siempre sospeché que, en el fondo, los hombres éramos todos, simples víctimas, je…)
Volvamos con un poco más de seriedad al artículo, allí se sostiene que los roles masculinos y femeninos actuales están cambiando, y se desprende de ese proceso, mujeres muy difíciles de entender.
Como si fuera poco, el texto desarrolla una extensa lista de ¿Caracteropatías femeninas?, ¿Presentaciones fenoménicas de las mujeres?, la verdad ni idea de cómo llamarlo. Para mí una pareja es una construcción dinámica, constituida por dos partes, mujer y Hombre en un contexto sociocultural determinado y, si bien es verdad que las mujeres han cambiado mucho en estas últimas décadas, los hombres también… vamos chicos, por más que pongamos cara de Benicio del Toro, o de Clin Eastwood en “El Bueno, el malo y el feo”…
Entonces, adjudicarles a las mujeres los infortunios de las parejas actuales, en mi humilde opinión, es hacer un recorte extremadamente tangencial de la realidad.
¿Entonces a qué se debe este frecuente fracaso en los vínculos de pareja? ¿A que las minas sean histéricas?…  ¿Esto es nuevo?
¿A que los hombres en la actualidad se depilen hasta las cejas? ¿Que usen cremita para las arrugas? ¿Qué estén en la casa la mayor parte del día cuidando el crio, mientras la mujer trabaja diez horas por día, para la olla y financia los lujos?  
No, gente.
¿Entonces? Propongo pensar más en las variaciones generales de la sociedad, si nos remitimos al recientemente finadito, Zigmunt Bauman (un groso) y su concepción de modernidad liquida, acaso no está más que claro que, para él, la búsqueda de la identidad es tarea y responsabilidad del sujeto y que en esta modernidad liquida, la felicidad se ha transformado de una aspiración ilustrada para el conjunto del género humano, en un deseo netamente “individualista”, en una búsqueda desesperada y a cualquier costo; más que en una circunstancia estable y en un “siendo con otros”.

Así, “Sos” o “No sos nada”, y si vos “Sos”, entonces yo “No soy”, el espejo a mí me posiciona en lugar de “Fracaso”, en el “negativo del ideal del yo”, Hugo Bleichmar.

Desde la teoría de Lacan, acaso no podríamos decir que el sistema socio cultural actual,  a modo de un gran Otro social, somete al sujeto de su cultura a un análogo estadio del espejo, una suerte de estadio del espejo sociocultural. Donde ese gran Otro muestra la imagen que se debe ser, lo que es deseable, la completud, un fugaz y alienante yo ideal producto de una cultura de valores superfluos, crueles y caprichosos, un ideal al que nunca se llega, y que como imagen, separa, genera comparaciones y competencias implícitas en los vínculos, enfrenta y divide.
De alguna manera recuerda a “La voluntad de poder” de Nietzsche, la que se compone una suerte de instinto de conservación en la dominación, la movilidad ascendente en la escala social teniendo más poder que los otros, en la imagen sí ante los demás. Someter al otro, o quitarlo del medio si se interpone, o cambiarlo si es conveniente para el objetivo, no importa si es vecino, compañero, amigo o pareja.
“P… sobran, lo que faltan son inversionistas”.  Ricardo Darin en la película  “Nueve reinas”.  
Pero, se sabe cuál es el objetivo? Es la felicidad? Quien dice qué compone la felicidad?
En definitiva el “Juntos a la par” del Carpo, parece haber pasado de moda… o estar cronometrado, je.

                                                 Por  Carlos Ontivero. 

domingo, 5 de marzo de 2017

Hablemos brevemente sobre psicópatas

Psicópata, psicopatía, cuántas veces utilizamos estas palabras en nuestra vida cotidiana haciendo referencia a alguien que, miente, manipula, engaña, agrede con determinada dedicación y esmero a los demás, o simplemente se nos presenta como una reverenda porquería.  
Que es un/unaa psicópata? Para comenzar es menester aclarar que comúnmente se cree en este mito popular de que la psicopatía es una estructura que le cabe solamente al hombre per se, al género masculino. Pero la psicopatía no es una cuestión de género, ni de de-genero, ya que no pasa solamente por una conducta sexual considerada fuera de lo normal o de lo moralmente aceptado por determinada convención sociocultural. O, en otro aspecto, producto del simple abuso de sustancias. Es mucho más que eso.
El Dr Marietan en su libro El jefe psicópata, nos dice que, según sus estudios, la psicopatía se manifiesta en un 3% de la población total, se infiere que esto sería en baremos de argentina, nuestra nacionalidad.
Un psicópata  cada 30 individuos, y además, dentro de la psicopatía la relación de género es de 3 x 1, es decir, cada tres varones psicópatas, una mujer psicópata. 
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Para algunos estudiosos la psicopatía es una estructura que se incluye nosograficamente dentro de las perversiones, que se encuentra fundada en el mecanismo inconsciente de renegación, el que adopta como premisa primordial la oposición a la castración de la madre. Para ello se considera como “Renegación” a un mecanismo, como se mencionó ajeno a la consciencia, que consiste en el rechazo de una representación a través de la afirmación de la opuesta.
Según Bleichmar H. no se trataría de un rechazo de la percepción y luego de suplantarla por otra, sino, en el fenómeno mismo del reemplazo, en eso consistiría la renegación.
De alguna manera el hijo descubre que a la madre le falta algo y que es él mismo, en tanto falo, lo que le faltaría a ella para completarla, lo necesita a él, él/ella la completaría, dejándolo así fuera de las generales de la ley, nos referimos a una estructuración psíquica. Es un desarrollo muy complejo,  y no es el objetivo desarrollarlo en el presente artículo, nos llevaría algunos escritos más explicar este intrincado proceso. Sumo y sigo.
Autores como el Dr. Marietan H. sostienen que la psicopatía es simplemente una forma de ser en el mundo. Este distinguido estudioso del tema destaca varios rasgos característicos y muy puntuales que hacen al/la psicópata, como ser: La satisfacción de necesidades especiales, los psicópatas tienen la imperiosa necesidad irrefrenable de satisfacer determinadas necesidades no tan convencionales para el común de las personas. Para ello hacen lo que sea necesario, sin importarle los efectos que provoquen sobre los otros. Mienten, manipulan, matan, usan a los demás como objetos, arruinan vidas completas, países, naciones, familias, parejas. No les importa absolutamente nada, solo satisfacer una necesidad histriónica, narcisistica y cruel. 
Es por ello que se encuentra, en muchas ocasiones a los psicópatas, en variados  estratos que impliquen un lugar de poder sobre otros, es así que cada tanto aparecen docentes abusadores de sus alumnos, psicópatas en altos cargos empresariales, políticos, militares y fuerza pública, religiosos, etc.
El psicópata es un depredador sin empatía, son carismáticos, extrovertidos, excelentes oradores, estrategas virtuosos, maestros de la retórica y, por sobre todo, saben minuciosamente lo que los otros necesitan, de lo que padecen, por eso, su particular forma de ser en el mundo pasa desapercibida hasta que cometen un acto psicopático.
Si tiene que esperar, pacientemente espera, como el pescador que dedicadamente ceba el lugar para poder atrapar a su presa, si tienen que desarrollar toda una estrategia particular para lograr, a largo plazo su satisfacción, lo va a hacer a la perfección. Solo se delata cuando algo amenaza frustrar su accionar, es allí donde aparece la desorganización y la desmesurada agresividad, allí la/el psicópata, por un instante, queda expuesto, por lo menos hasta que se vuelve a organizar.

La única forma de preservarse de un/una psicópata es con el contacto “0”, ya que el depredador corroe la autoestima, degrada, corrompe, engaña, miente, inocula la mente del otro, y por sobre todas las cosas, NO CAMBIA, NI SE CORRIGE.  
Autoría: Lic. Charly Ontivero



lunes, 21 de noviembre de 2016

Las mentiras y sus mentirosos (Parte 1)



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Generalmente mentir no es tan simple y las mentiras más crueles son dichas en silencio.
Mentir es una característica tan central de la vida que una mejor comprensión de ello resulta pertinente para casi todos los asuntos humanos. A algunos esto que digo los hará agitarse de indignación, porque entienden que la mentira es siempre algo censurable, o acaso no es eso lo que nos inculcan desde niños?, pero piensen en cuantas mentiras dicen por semana, o tienen que escuchar de otros… Paul Ekman (2009) sostiene al respecto: …”No comparto esa opinión. Proclamar que nadie debe mentir nunca sería caer en un simplismo exagerado... También las mentiras pueden ser crueles, pero no todas lo son. Algunas son altruistas. Hay relaciones sociales que se siguen disfrutando gracias a que preservan determinados mitos. Sin embargo, ningún mentiroso debería dar por sentado que su víctima quiere ser engañada, y ningún descubridor de mentiras debería arrogarse el derecho a poner al descubierto toda mentira. Existen mentiras inocuas y hasta humanitarias. Desenmascarar ciertas mentiras puede provocar humillación a la víctima o a un tercero…”
Qué es mentir?
Muchas personas suministran información falsa contra su voluntad, faltan a la verdad sin por ello mentir. Pensemos en alguien  que tiene la idea delirante de que es el Oso Yogi, no es un mentiroso, aunque lo que sostiene es falso, o no? O si la apariencia de alguien transmite una falsa impresión, no está mintiendo necesariamente, como no miente la Mantis religiosa que apela al camuflaje para asemejarse a una hoja de vegetal, como no miente el tipo cuya frente ancha sugiere un mayor nivel de inteligencia del que realmente tiene...
La persona que miente está en condiciones de elegir entre mentir y decir la verdad,  conoce la diferencia y decide mentir, engañar a su víctima, y esta a su vez no pide ser engañada.
A menudo, para llevar adelante el engaño y sostenerlo es preciso que se combine el ocultamiento con el falseamiento, pero a veces el mentiroso se las arregla con el ocultamiento solamente. No todo el mundo considera que el ocultamiento es una mentira, hay quienes reservan este nombre sólo para el acto más notorio del falseamiento, pero basicamente, y a pesar de cualquier artilugio retorico, convengamos que, concretamente, es otra forma de mentir. Aunque los que mienten suelen sentirse menos culpables cuando ocultan que cuando falsean, pero en ambos casos sus víctimas resultan igualmente perjudicadas.
Por otra parte, las mentiras por ocultamiento son mucho más fáciles de disimular una vez descubiertas. El mentiroso no se expone tanto y tiene muchas excusas a su alcance:  su “ignorancia del asunto”, o su “intención de revelarlo más adelante”, o la memoria que le está fallando, etc.
Peeeero es fácil ocultar una emoción cuando no se siente, es mucho más difícil ocultar una emoción realmente sentida, en especial si es intensa. El terror es menos disimulable que la preocupación, la furia menos que el disgusto. Cuanto más fuerte sea una emoción, más probable es que se filtre alguna señal pese a los esmerados esfuerzos del mentiroso por ocultarla. Simular una emoción distinta, una que no se siente en realidad, puede ayudar a disimular la real. La invención de una emoción falsa y su actuación, puede encubrir a otra ocultándola. Así es como todo se va enroscando cada vez más demandando un esfuerzo y pericia cada vez mayor por parte del mentiroso. Después de todo, todos contamos con un sistema nervioso autónomo, un sistema Límbico, un inconsciente, más o menos sentimientos de culpa y lo principal, no todos somos psicópatas.   
Algún aspecto del comportamiento del mentiroso puede traicionarlo/a. Existen dos clases de indicios del engaño: un error puede revelar la verdad, o bien puede sugerir que lo dicho o lo hecho no es cierto. Sin embargo, lo que nos convoca aquí son los errores cometidos durante el acto mismo de mentir lógicamente contra la voluntad del que miente, conductas que llevan las mentiras al fracaso. La pista sobre el engaño  puede presentarse en:  Un cambio de la expresión facial, un movimiento del cuerpo, una inflexión de la voz, un ritmo respiratorio excesivamente profundo o superficial, largas pausas entre las palabras, un lapsus verbal, una microexpresión facial, etc.
Las microexpresiones son movimientos involuntarios de los músculos de la cara, en momentos especialmente emotivos y que estén relacionados con una situación que pueda provocar considerable ansiedad, ya sea por motivos positivos o negativos.  En la actualidad, se ha determinado que las siete emociones básicas (Alegría, rabia, tristeza, sorpresa, desprecio, miedo y asco) no pueden ser “falsificadas” de manera perfecta. Las micrexpresiones se producen de manera involuntaria en muy breves fracciones de tiempo. Uno de los creadores de este concepto es el Dr. Paul Ekman, experto investigador con mucho más de treinta años (desde 1970) de trabajo desarrollando la teoría que relaciona las microexpresiones y el engaño.
Ekman sostiene que las personas no escogen deliberadamente el momento en que sentirán una emoción, por el contrario, lo común es que vivencien las emociones como algo que les sucede pasivamente, así sea en una mínima fracción de tiempo.  No sólo hay pocas opciones en lo inherente al momento de experimentar una emoción, sino que además nos damos cuenta de que no hay demasiado para elegir en cuanto a manifestar o no ante los demás sus signos expresivos automáticos característicos, y esto es lo que delata la mentira; solo que muchas veces nos encontramos concentrando toda nuestra atención, únicamente en las palabras que nos dicen, como el espectador que sigue fijamente las manos del ilusionista.


martes, 15 de noviembre de 2016

El nacimiento de un niño con discapacidad


El nacimiento de un niño con discapacidad es un acontecimiento que irrumpe conmocionando al grupo familiar, afectando su dinámica y generando diferentes reacciones entre sus miembros. Es un suceso que se precipita desde lo inesperado, desde lo impensado, pudiendo generar tristeza, dolor, hiperactividad, ira y hasta la desintegración de la pareja adjudicándose culpas y vivencias de castigos que no tienen razón de ser.

Resultado de imagen para hijo con discapacidadComo sostiene Fainblum 2008, todo niño se gesta y se produce su nacimiento, en primera instancia, a nivel no biológico; tiene su primera existencia en el deseo de sus padres, en sus palabras, en sus deseos y anhelos.
Se dicen cosas como “será doctor”, “será abogado”, “actor famoso”, “jugador de futbol” seguramente tendrá el color de ojos de… Siempre algo en relación con la historia de los padres se encuentra presente en ese niño, viene con una expectativa particular, la de completar, rectificar esa falta en la historia de los progenitores.
En ese niño se juega el narcisismo de los padres, su “Ideal”, viene a ocupar el trono, “His majesty the Baby”, como sostiene Freud 1914 en Introducción al Narcisismo:
“…deberá realizar los deseos incumplidos de sus progenitores y llegar a ser un gran hombre o un héroe, en lugar de su padre, o si es mujer casarse con un príncipe, para tardía compensación de su madre.  El punto más espinoso del sistema narcisista, la inmortalidad del yo, tan duramente negada por la realidad, conquista su afirmación refugiándose en el niño…”
Entonces el niño que nace con  discapacidad cae de ese lugar perfecto, idealizado de sus padres, sumergiéndolos en un arduo trabajo de duelo, el duelo por ese niño soñado que no es.
Lo padres pueden pasar por etapas de resistencias al diagnóstico, negación,  odio hacia los profesionales o hacia ellos mismos pudiendo sentirse culpables de la discapacidad de su niño. En la pareja puede aparecer hostilidad, acusaciones mutuas, distanciamientos. Se pueden reactivar situaciones conflictivas previas de la pareja y de la historia de cada uno de los progenitores, activadas por el dolor sentido.
En el caso de que hubiera otros niños, inintencionadamente puede ocurrir que se los descuide o que se intente ocultar la realidad de la discapacidad de su hermano, ya que ellos mismos no la pueden aceptar en estas primeras instancias, se conmociona todo el núcleo familiar.
Hace algunos años, fui convocado a una jornada sobre discapacidad en una asociación de padres de niños con discapacidad muy conocida en argentina. Al momento de asistir pensé que iba a ser otra jornada más, como tantas otras donde se iban a transmitir y debatir  los lineamientos conductuales y estrategias de intervención que, en lo personal, ya había visto y estudiado en reiteradas oportunidades.
En parte no me equivoqué, pero para mi sorpresa en un momento determinado se presentó el presidente y fundador de la asociación, el Dr. G. padre de un joven adulto con discapacidad, que según nos comentó, se había arrancado, años antes, sus dientes a  golpes en conductas compulsivas de autoagresión.  El Dr. G. nos dirigió unas palabras, palabras que siempre recordaré, nos habló del sufrimiento que él y su esposa, ahora ex esposa, padecieron  a partir del nacimiento de su hijo discapacitado, sufrimiento que se podía ver aun en sus ojos mientras encaraba al auditorio lleno de profesionales de la salud mental. Así nos dijo:
“… No se imaginan el dolor que se siente al saber que ese bebé que estas esperando tanto tiempo tiene una discapacidad, la única manera de tratar de explicárselos es pedirles que piensen en las imágenes de la caída de las Torres gemelas del 11 de septiembre, NOSOTROS ERAMOS LAS TORRES, esa es la sensación de lo que se vive en esos momentos, nos derrumbamos…”
Por ello nos aconsejó que como profesionales de la salud tengamos siempre presente la situación en la que se encuentran los padres de los niños con discapacidad, su necesidad de ser contenidos, escuchados y acompañados en ese proceso que, efectivamente a pesar de resolverse y en la mayoría de los casos parece dotarlos de un empuje y fortalezas admirables, le subyace un dolor y una tristeza que los acompaña toda la vida.

                                                     Lic. Carlos Ontivero.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Hacer terapia "nos cambia la cabeza"

¿Por qué decimos que el hecho de hacer terapia nos cambia la cabeza?
Pensémoslo de la siguiente manera: Uno que tiene su vida bajo control, un día aparentemente como todos los demás, se levanta e inicia las actividades de su cotidiano vivir. Hasta aquí, todo bárbaro, no pasa nada.  Pero, y quizás  muchos acuerden conmigo y otros no, en ocasiones  suceden cosas que nos movilizan, como quien diría, nos conmocionan, producen la sensación de que algo se precipita, así como si fuera un corrimiento de las placas tectónicas de la estructura psíquico-emocional… entonces el  tinglado que, (a veces más robusto, a veces más cachivacheado) y que, como mencioné en un principio, daría cuenta de aquella condición inicial de “tener toda la propia vida bajo control”, comienza a convocar a la tan eficaz angustia. Y digo eficaz, porque determinado tipo de  angustia, funcionaría a predominio de señal, una señal de que algo, y quizás ni siquiera sepamos qué, no anda del todo tan bien como uno creía.
Entonces, y en el mejor de los casos, la persona se da cuenta de que algo le sucede y decide que eso no es para sí, y que elige vivir de otra manera, decide sentir-se bien.  Así es que muchos buscan ayuda y consultan.
Ahora, ¿qué se espera de un espacio psicoterapéutico?
Se pueden esperar muchas cosas… así, muchos asisten con la fantasía de que el profesional con sus palabras va a accionar un mecanismo instantáneo de reseteo psicodinámico y la angustia desaparece como por arte de magia… y la verdad, esto no es una expectativa viable.  Hay otros que tienen la sensación de que, si hablan y hablan,  recuerdan y se regodean en aquellas cuestiones que los angustiaron y angustian, ya está, se curaron.   Y si esto no sucede el psicólogo no-sa-be-na-da.  Bueno… estos deeentro de todo están más orientados que los anteriores. Pero tampoco funciona así.
¿Y entonces? ¿Qué del espacio terapéutico te “cambia la cabeza”?

La reelaboración, no se trata simplemente de recordar sin hacerse cargo, se trata de reelaborar, eso “te cambia la cabeza”, ¿y de qué se trata? de poder hacer algo distinto con lo que pasó, poder re-nacer, construirse desde las propias experiencias de vida, cada uno con sus tiempos lógicos… y ahí sí, podemos decir que la terapia nos cambia la cabeza. 

domingo, 3 de julio de 2016

El sueño y el dormir

El pueblo griego, hace miles de años, sostenía que el sueño era una actividad gobernada por los dioses, específicamente por Morfeo hijo de Hipnos (quien era la personificación misma del sueño), y a su vez sobrino de Tánatos (dios de la muerte no violenta). Pensemos que ambos, Hipnos y Tánatos eran hermanos gemelos descendientes directos de la noche, o la oscuridad.  
Morfeo  se corporizaba en los sueños de los mortales adoptando la forma de seres conocidos del  soñante, y así, se creía que los dioses influían en los mortales.  Los romanos, se sirvieron también de estas tradiciones griegas, y al igual que la mayoría de las culturas antiguas, le dieron particular importancia a los sueños y sus designios; se dice que,  llegaron a decretar la obligatoriedad de revelar cualquier sueño relacionado con el imperio para ser evaluado así su mensaje divino.  Los hebreos, aunque eran monoteístas, también los relacionaban con mensajes de Dios padre todo poderoso. Nuevamente, en este paradigma, se creyó que las pesadillas eran intervenciones de seres malignos que influían sobre las escenas y pensamientos “más oscuros” de las personas.
Pero volvamos brevemente a los griegos. Aristóteles, por otra parte, no estaba de acuerdo con sus contemporáneos, él sostenía que los sueños eran elaborados gracias a los vestigios de las experiencias conscientes de la persona; es más, creía que el sueño podía, inclusive, actuar inconscientemente en el soñante pudiendo provocar, mediante su insistencia,  que el evento soñado se produjera en la vida real.
Freud S., en el año 1900, en su obra (Die Tramdeutung), La Interpretación de los Sueños, trabaja sobre el descubrimiento del inconsciente, como esa localidad psíquica, en  donde determinado contenido queda en una instancia diferente a la conciencia del ser humano, pero no por ello ese contenido estaría inactivo o careciendo de importancia para el sujeto. Todo lo contrario, a diferencia del precepto cartesiano, Freud va a postular que justamente: “Se existe allí, donde no se piensa”, en el inconsciente y utiliza la dinámica del sueño para dar cuenta de ello.
El inventor del psicoanálisis, va a decir que aquellos contenidos traumáticos, de origen sexual, y aun más los infantiles, generan una tensión intolerable para la conciencia, por ello, mediante un mecanismo psíquico especifico denominado represión, ejecutado por un aspecto moral, el sujeto evade, en principio, estos pensamientos sepultándolos en “el inconsciente”, allí la consciencia del sujeto no tiene acceso directo a ellos.   
Ahora, ¿cómo es que estos pensamientos tan temidos o ingobernables actúan, si se encuentran en un lugar donde no pueden ser pensados?  Freud sostenía que, por ejemplo, durante el sueño, la censura psíquica que debe mantener estos deseos a raya, cede en su intensidad de trabajo, permitiendo que estos se agiten nuevamente. Si falla la elaboración onírica haciendo uso del resto diurno (concepto similar a lo postulado por Aristóteles) y de los camuflajes propios de los deseos en el sueño;  se generan significativas angustias y fuertes ansiedades, al enfrentar al sujeto, nuevamente con sus peores deseos y pensamientos incoercibles.
Entonces, en palabras de Freud, el sujeto sueña porque el relajamiento nocturno de la censura deja entrar en actividad el impulso ascensional de la fijación traumática; si fallase la función de su elaboración onírica (que debería transformar los recuerdos de los sucesos traumáticos en cumplimientos de deseos), el sujeto despierta ansioso y angustiado.  Inclusive existe el insomnio por temor a soñar con determinados contenidos psíquicos.


Por todo lo mencionado, podemos asegurar que dormir y despertar va más allá de los aspectos neuro bióticos de las conexiones reticulares, de la corteza cerebral, las funciones del Tálamo y tronco cerebral. Por lo que podrán recetarse medicaciones hipnóticas ansiolíticas, tan comunes en estos tiempos, pero siempre subyacerá un aspecto psicológico que requiere de ser tratado de manera adecuada. Después de todo, quizás, aún le tememos a las deidades que llevamos incorporadas.
Realizado por el Licenciado en psicología Carlos Ontivero.