lunes, 21 de noviembre de 2016

Las mentiras y sus mentirosos (Parte 1)



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Generalmente mentir no es tan simple y las mentiras más crueles son dichas en silencio.
Mentir es una característica tan central de la vida que una mejor comprensión de ello resulta pertinente para casi todos los asuntos humanos. A algunos esto que digo los hará agitarse de indignación, porque entienden que la mentira es siempre algo censurable, o acaso no es eso lo que nos inculcan desde niños?, pero piensen en cuantas mentiras dicen por semana, o tienen que escuchar de otros… Paul Ekman (2009) sostiene al respecto: …”No comparto esa opinión. Proclamar que nadie debe mentir nunca sería caer en un simplismo exagerado... También las mentiras pueden ser crueles, pero no todas lo son. Algunas son altruistas. Hay relaciones sociales que se siguen disfrutando gracias a que preservan determinados mitos. Sin embargo, ningún mentiroso debería dar por sentado que su víctima quiere ser engañada, y ningún descubridor de mentiras debería arrogarse el derecho a poner al descubierto toda mentira. Existen mentiras inocuas y hasta humanitarias. Desenmascarar ciertas mentiras puede provocar humillación a la víctima o a un tercero…”
Qué es mentir?
Muchas personas suministran información falsa contra su voluntad, faltan a la verdad sin por ello mentir. Pensemos en alguien  que tiene la idea delirante de que es el Oso Yogi, no es un mentiroso, aunque lo que sostiene es falso, o no? O si la apariencia de alguien transmite una falsa impresión, no está mintiendo necesariamente, como no miente la Mantis religiosa que apela al camuflaje para asemejarse a una hoja de vegetal, como no miente el tipo cuya frente ancha sugiere un mayor nivel de inteligencia del que realmente tiene...
La persona que miente está en condiciones de elegir entre mentir y decir la verdad,  conoce la diferencia y decide mentir, engañar a su víctima, y esta a su vez no pide ser engañada.
A menudo, para llevar adelante el engaño y sostenerlo es preciso que se combine el ocultamiento con el falseamiento, pero a veces el mentiroso se las arregla con el ocultamiento solamente. No todo el mundo considera que el ocultamiento es una mentira, hay quienes reservan este nombre sólo para el acto más notorio del falseamiento, pero basicamente, y a pesar de cualquier artilugio retorico, convengamos que, concretamente, es otra forma de mentir. Aunque los que mienten suelen sentirse menos culpables cuando ocultan que cuando falsean, pero en ambos casos sus víctimas resultan igualmente perjudicadas.
Por otra parte, las mentiras por ocultamiento son mucho más fáciles de disimular una vez descubiertas. El mentiroso no se expone tanto y tiene muchas excusas a su alcance:  su “ignorancia del asunto”, o su “intención de revelarlo más adelante”, o la memoria que le está fallando, etc.
Peeeero es fácil ocultar una emoción cuando no se siente, es mucho más difícil ocultar una emoción realmente sentida, en especial si es intensa. El terror es menos disimulable que la preocupación, la furia menos que el disgusto. Cuanto más fuerte sea una emoción, más probable es que se filtre alguna señal pese a los esmerados esfuerzos del mentiroso por ocultarla. Simular una emoción distinta, una que no se siente en realidad, puede ayudar a disimular la real. La invención de una emoción falsa y su actuación, puede encubrir a otra ocultándola. Así es como todo se va enroscando cada vez más demandando un esfuerzo y pericia cada vez mayor por parte del mentiroso. Después de todo, todos contamos con un sistema nervioso autónomo, un sistema Límbico, un inconsciente, más o menos sentimientos de culpa y lo principal, no todos somos psicópatas.   
Algún aspecto del comportamiento del mentiroso puede traicionarlo/a. Existen dos clases de indicios del engaño: un error puede revelar la verdad, o bien puede sugerir que lo dicho o lo hecho no es cierto. Sin embargo, lo que nos convoca aquí son los errores cometidos durante el acto mismo de mentir lógicamente contra la voluntad del que miente, conductas que llevan las mentiras al fracaso. La pista sobre el engaño  puede presentarse en:  Un cambio de la expresión facial, un movimiento del cuerpo, una inflexión de la voz, un ritmo respiratorio excesivamente profundo o superficial, largas pausas entre las palabras, un lapsus verbal, una microexpresión facial, etc.
Las microexpresiones son movimientos involuntarios de los músculos de la cara, en momentos especialmente emotivos y que estén relacionados con una situación que pueda provocar considerable ansiedad, ya sea por motivos positivos o negativos.  En la actualidad, se ha determinado que las siete emociones básicas (Alegría, rabia, tristeza, sorpresa, desprecio, miedo y asco) no pueden ser “falsificadas” de manera perfecta. Las micrexpresiones se producen de manera involuntaria en muy breves fracciones de tiempo. Uno de los creadores de este concepto es el Dr. Paul Ekman, experto investigador con mucho más de treinta años (desde 1970) de trabajo desarrollando la teoría que relaciona las microexpresiones y el engaño.
Ekman sostiene que las personas no escogen deliberadamente el momento en que sentirán una emoción, por el contrario, lo común es que vivencien las emociones como algo que les sucede pasivamente, así sea en una mínima fracción de tiempo.  No sólo hay pocas opciones en lo inherente al momento de experimentar una emoción, sino que además nos damos cuenta de que no hay demasiado para elegir en cuanto a manifestar o no ante los demás sus signos expresivos automáticos característicos, y esto es lo que delata la mentira; solo que muchas veces nos encontramos concentrando toda nuestra atención, únicamente en las palabras que nos dicen, como el espectador que sigue fijamente las manos del ilusionista.


martes, 15 de noviembre de 2016

El nacimiento de un niño con discapacidad


El nacimiento de un niño con discapacidad es un acontecimiento que irrumpe conmocionando al grupo familiar, afectando su dinámica y generando diferentes reacciones entre sus miembros. Es un suceso que se precipita desde lo inesperado, desde lo impensado, pudiendo generar tristeza, dolor, hiperactividad, ira y hasta la desintegración de la pareja adjudicándose culpas y vivencias de castigos que no tienen razón de ser.

Resultado de imagen para hijo con discapacidadComo sostiene Fainblum 2008, todo niño se gesta y se produce su nacimiento, en primera instancia, a nivel no biológico; tiene su primera existencia en el deseo de sus padres, en sus palabras, en sus deseos y anhelos.
Se dicen cosas como “será doctor”, “será abogado”, “actor famoso”, “jugador de futbol” seguramente tendrá el color de ojos de… Siempre algo en relación con la historia de los padres se encuentra presente en ese niño, viene con una expectativa particular, la de completar, rectificar esa falta en la historia de los progenitores.
En ese niño se juega el narcisismo de los padres, su “Ideal”, viene a ocupar el trono, “His majesty the Baby”, como sostiene Freud 1914 en Introducción al Narcisismo:
“…deberá realizar los deseos incumplidos de sus progenitores y llegar a ser un gran hombre o un héroe, en lugar de su padre, o si es mujer casarse con un príncipe, para tardía compensación de su madre.  El punto más espinoso del sistema narcisista, la inmortalidad del yo, tan duramente negada por la realidad, conquista su afirmación refugiándose en el niño…”
Entonces el niño que nace con  discapacidad cae de ese lugar perfecto, idealizado de sus padres, sumergiéndolos en un arduo trabajo de duelo, el duelo por ese niño soñado que no es.
Lo padres pueden pasar por etapas de resistencias al diagnóstico, negación,  odio hacia los profesionales o hacia ellos mismos pudiendo sentirse culpables de la discapacidad de su niño. En la pareja puede aparecer hostilidad, acusaciones mutuas, distanciamientos. Se pueden reactivar situaciones conflictivas previas de la pareja y de la historia de cada uno de los progenitores, activadas por el dolor sentido.
En el caso de que hubiera otros niños, inintencionadamente puede ocurrir que se los descuide o que se intente ocultar la realidad de la discapacidad de su hermano, ya que ellos mismos no la pueden aceptar en estas primeras instancias, se conmociona todo el núcleo familiar.
Hace algunos años, fui convocado a una jornada sobre discapacidad en una asociación de padres de niños con discapacidad muy conocida en argentina. Al momento de asistir pensé que iba a ser otra jornada más, como tantas otras donde se iban a transmitir y debatir  los lineamientos conductuales y estrategias de intervención que, en lo personal, ya había visto y estudiado en reiteradas oportunidades.
En parte no me equivoqué, pero para mi sorpresa en un momento determinado se presentó el presidente y fundador de la asociación, el Dr. G. padre de un joven adulto con discapacidad, que según nos comentó, se había arrancado, años antes, sus dientes a  golpes en conductas compulsivas de autoagresión.  El Dr. G. nos dirigió unas palabras, palabras que siempre recordaré, nos habló del sufrimiento que él y su esposa, ahora ex esposa, padecieron  a partir del nacimiento de su hijo discapacitado, sufrimiento que se podía ver aun en sus ojos mientras encaraba al auditorio lleno de profesionales de la salud mental. Así nos dijo:
“… No se imaginan el dolor que se siente al saber que ese bebé que estas esperando tanto tiempo tiene una discapacidad, la única manera de tratar de explicárselos es pedirles que piensen en las imágenes de la caída de las Torres gemelas del 11 de septiembre, NOSOTROS ERAMOS LAS TORRES, esa es la sensación de lo que se vive en esos momentos, nos derrumbamos…”
Por ello nos aconsejó que como profesionales de la salud tengamos siempre presente la situación en la que se encuentran los padres de los niños con discapacidad, su necesidad de ser contenidos, escuchados y acompañados en ese proceso que, efectivamente a pesar de resolverse y en la mayoría de los casos parece dotarlos de un empuje y fortalezas admirables, le subyace un dolor y una tristeza que los acompaña toda la vida.

                                                     Lic. Carlos Ontivero.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Hacer terapia "nos cambia la cabeza"

¿Por qué decimos que el hecho de hacer terapia nos cambia la cabeza?
Pensémoslo de la siguiente manera: Uno que tiene su vida bajo control, un día aparentemente como todos los demás, se levanta e inicia las actividades de su cotidiano vivir. Hasta aquí, todo bárbaro, no pasa nada.  Pero, y quizás  muchos acuerden conmigo y otros no, en ocasiones  suceden cosas que nos movilizan, como quien diría, nos conmocionan, producen la sensación de que algo se precipita, así como si fuera un corrimiento de las placas tectónicas de la estructura psíquico-emocional… entonces el  tinglado que, (a veces más robusto, a veces más cachivacheado) y que, como mencioné en un principio, daría cuenta de aquella condición inicial de “tener toda la propia vida bajo control”, comienza a convocar a la tan eficaz angustia. Y digo eficaz, porque determinado tipo de  angustia, funcionaría a predominio de señal, una señal de que algo, y quizás ni siquiera sepamos qué, no anda del todo tan bien como uno creía.
Entonces, y en el mejor de los casos, la persona se da cuenta de que algo le sucede y decide que eso no es para sí, y que elige vivir de otra manera, decide sentir-se bien.  Así es que muchos buscan ayuda y consultan.
Ahora, ¿qué se espera de un espacio psicoterapéutico?
Se pueden esperar muchas cosas… así, muchos asisten con la fantasía de que el profesional con sus palabras va a accionar un mecanismo instantáneo de reseteo psicodinámico y la angustia desaparece como por arte de magia… y la verdad, esto no es una expectativa viable.  Hay otros que tienen la sensación de que, si hablan y hablan,  recuerdan y se regodean en aquellas cuestiones que los angustiaron y angustian, ya está, se curaron.   Y si esto no sucede el psicólogo no-sa-be-na-da.  Bueno… estos deeentro de todo están más orientados que los anteriores. Pero tampoco funciona así.
¿Y entonces? ¿Qué del espacio terapéutico te “cambia la cabeza”?

La reelaboración, no se trata simplemente de recordar sin hacerse cargo, se trata de reelaborar, eso “te cambia la cabeza”, ¿y de qué se trata? de poder hacer algo distinto con lo que pasó, poder re-nacer, construirse desde las propias experiencias de vida, cada uno con sus tiempos lógicos… y ahí sí, podemos decir que la terapia nos cambia la cabeza. 

domingo, 3 de julio de 2016

El sueño y el dormir

El pueblo griego, hace miles de años, sostenía que el sueño era una actividad gobernada por los dioses, específicamente por Morfeo hijo de Hipnos (quien era la personificación misma del sueño), y a su vez sobrino de Tánatos (dios de la muerte no violenta). Pensemos que ambos, Hipnos y Tánatos eran hermanos gemelos descendientes directos de la noche, o la oscuridad.  
Morfeo  se corporizaba en los sueños de los mortales adoptando la forma de seres conocidos del  soñante, y así, se creía que los dioses influían en los mortales.  Los romanos, se sirvieron también de estas tradiciones griegas, y al igual que la mayoría de las culturas antiguas, le dieron particular importancia a los sueños y sus designios; se dice que,  llegaron a decretar la obligatoriedad de revelar cualquier sueño relacionado con el imperio para ser evaluado así su mensaje divino.  Los hebreos, aunque eran monoteístas, también los relacionaban con mensajes de Dios padre todo poderoso. Nuevamente, en este paradigma, se creyó que las pesadillas eran intervenciones de seres malignos que influían sobre las escenas y pensamientos “más oscuros” de las personas.
Pero volvamos brevemente a los griegos. Aristóteles, por otra parte, no estaba de acuerdo con sus contemporáneos, él sostenía que los sueños eran elaborados gracias a los vestigios de las experiencias conscientes de la persona; es más, creía que el sueño podía, inclusive, actuar inconscientemente en el soñante pudiendo provocar, mediante su insistencia,  que el evento soñado se produjera en la vida real.
Freud S., en el año 1900, en su obra (Die Tramdeutung), La Interpretación de los Sueños, trabaja sobre el descubrimiento del inconsciente, como esa localidad psíquica, en  donde determinado contenido queda en una instancia diferente a la conciencia del ser humano, pero no por ello ese contenido estaría inactivo o careciendo de importancia para el sujeto. Todo lo contrario, a diferencia del precepto cartesiano, Freud va a postular que justamente: “Se existe allí, donde no se piensa”, en el inconsciente y utiliza la dinámica del sueño para dar cuenta de ello.
El inventor del psicoanálisis, va a decir que aquellos contenidos traumáticos, de origen sexual, y aun más los infantiles, generan una tensión intolerable para la conciencia, por ello, mediante un mecanismo psíquico especifico denominado represión, ejecutado por un aspecto moral, el sujeto evade, en principio, estos pensamientos sepultándolos en “el inconsciente”, allí la consciencia del sujeto no tiene acceso directo a ellos.   
Ahora, ¿cómo es que estos pensamientos tan temidos o ingobernables actúan, si se encuentran en un lugar donde no pueden ser pensados?  Freud sostenía que, por ejemplo, durante el sueño, la censura psíquica que debe mantener estos deseos a raya, cede en su intensidad de trabajo, permitiendo que estos se agiten nuevamente. Si falla la elaboración onírica haciendo uso del resto diurno (concepto similar a lo postulado por Aristóteles) y de los camuflajes propios de los deseos en el sueño;  se generan significativas angustias y fuertes ansiedades, al enfrentar al sujeto, nuevamente con sus peores deseos y pensamientos incoercibles.
Entonces, en palabras de Freud, el sujeto sueña porque el relajamiento nocturno de la censura deja entrar en actividad el impulso ascensional de la fijación traumática; si fallase la función de su elaboración onírica (que debería transformar los recuerdos de los sucesos traumáticos en cumplimientos de deseos), el sujeto despierta ansioso y angustiado.  Inclusive existe el insomnio por temor a soñar con determinados contenidos psíquicos.


Por todo lo mencionado, podemos asegurar que dormir y despertar va más allá de los aspectos neuro bióticos de las conexiones reticulares, de la corteza cerebral, las funciones del Tálamo y tronco cerebral. Por lo que podrán recetarse medicaciones hipnóticas ansiolíticas, tan comunes en estos tiempos, pero siempre subyacerá un aspecto psicológico que requiere de ser tratado de manera adecuada. Después de todo, quizás, aún le tememos a las deidades que llevamos incorporadas.
Realizado por el Licenciado en psicología Carlos Ontivero.

jueves, 5 de mayo de 2016

Paul MacLean y sus tres cerebros


Paul MacLean McLean 1990 postula que, si bien en una sola estructura, nuestro sistema nervioso central contiene “tres cerebros” – momento, no cambie de página, lo explicamos-  estos se disponen en relación a su orden de aparición en la historia de la evolución del hombre.   En su teoría, el autor menciona primero un cerebro, denominado reptiliano, luego un Cerebro Límbico, afín con las capacidades de los mamíferos más primitivos y por último, en la última disposición se encuentra el neocórtex relacionado con los mamíferos más evolucionados o superiores.  El Cerebro reptiliano sería para McLean 1990 la parte de nuestro cerebro más primitiva y antigua, lo que hoy se conoce como instintivo, reptiliano o paleoencéfalo, este cerebro está conformado por los ganglios basales y el sistema reticular.  Alojado en el tronco cerebral, es la parte más antigua del cerebro, que rige los impulsos de la supervivencia. Se rige por el puro presente, no piensa, simplemente es pura impulsividad y reacción. En el cerebro reptiliano se procesan las experiencias primarias, no verbales, el actuar. Es el responsable de la conducta automática o programada con un repertorio limitado, incluyendo las acciones que han de realizarse para sobrevivir.
Para McLean, el mesoencefalo, o cerebro medio es una estructura más evolucionada con componentes relevantes que se corresponden con el sistema Límbico, y que según el autor, comienza a desarrollarse en los mamíferos, físicamente posicionado sobre el cerebro reptiliano.  Este  sistema Límbico participa tanto en la memoria como también en la vida instintivo emocional. Esto es lo que permite que un recuerdo siempre esté asociado a un sentido y significación dentro de la historia del sujeto.  El sistema límbico está interconectado recibiendo informaciones aferentes influyendo a su vez en las actividades efectoras vegetativas y somatomotoras, siendo por ello indiscutible su relación con la afectividad, así mismo las conductas emocionales como miedo, cólera y las que fueran motivadas por necesidades fisiológicas como alimentación.  Todas estas formaciones subcorticales, como el hipotálamo que oficia de centro de las motivaciones de los actos de expresión emocional, se hallan vinculados a las manifestaciones de la existencia de la persona. El sistema denominado Límbico, además de su intervención en la vida instintivoafectiva, posee otra función: colabora en la transformación de la información en memoria.   Con el tiempo aparece con una mayor progresión evolutiva, la tercera y última formación, la corteza cerebral que privilegia al ser humano con el sustrato para el pensamiento racional. La corteza cerebral es en gran parte el sustento neurobiótico de la actividad intelectual.  Este cerebro, nuevo en sentido evolutivo, denominado corteza cerebral, o neocórtex se encuentra sobre las formaciones más antiguas, es tan extenso que tuvo que conformarse en pliegues para caber en la caja craneana, su espesor varia de 1,4 a 4 milímetros, se encuentra recubriendo cada hemisferio cerebral proporcionando los circuitos que permiten los procesos cognitivos y funciones superiores, como la función ejecutiva.  El neocórtex se compone casi en su totalidad de sustancia gris con alrededor de diez mil millones de neuronas; es el producto final de la evolución filogenética del ser humano permitiendo aquel proceso de planificar, anticipar, inhibir respuestas; elaborar estrategias, juicios y razonamientos acorde a demandas y exigencias sociales y personales.
Todas estas funciones dependen de regiones del encéfalo de maduración tardía estrechamente vinculadas a la plasticidad neuronal (concepto desarrollado en otro artículo del presente blog), y a la generación de nuevas conexiones neuronales. Castaño (2005) es de la idea de que la corteza prefrontal está constituida por neuronas con capacidad de procesamiento multimodal y que su maduración sigue un proceso más lento que el resto del cerebro  completándose recién al final de la adolescencia, optimizando así funciones como la anticipación, planificación, memoria de trabajo, control emocional con inhibición de impulsos y de respuestas incorrectas, flexibilidad cognitiva y capacidad de abstracción. 
Y como para concluir, agrego que, seguramente si cerramos los ojos y pensamos en muchos de nuestros conocidos podríamos imaginarnos, cual de estos cerebros prepondera en cada caso... 

 Realizado por el licenciado en psicología Carlos Ontivero. 


domingo, 1 de mayo de 2016

Acompañante Terapéutico - Asistente Externo - Maestra integradora

¿Cuál es la diferencia?
 He notado que generalmente estas figuras generan confusión, no se sabe bien cuál es la diferencia entre ellos y cuáles son específicamente sus incumbencias.
Podríamos decir que el Acompañante Terapéutico, es una figura con incumbencia en el área de la salud, es un sujeto con una formación específica y determinada que lo habilita a acompañar a otros que se encuentran atravesando una situación compleja en relación a su salud psíquica, física o emocional. 
El AT, o acompañante terapéutico, (en circunstancias óptimas) debe trabajar inserto dentro de un equipo terapéutico, generalmente se trata de un equipo de salud interdisciplinario, donde el AT es quien realizaría el trabajo de asistencia y apoyo por varias horas a su acompañado.  Es necesario tener presente que, del equipo tratante, es el Acompañante Terapéutico el que se vincula  mayor cantidad de tiempo con el paciente, por lo que su labor, y conocimiento de la problemática es sumamente importante para el bienestar y la evolución de la persona asistida, aspecto que no debe ser desestimado por los profesionales del equipo de salud interviniente.
Entonces, podemos decir que el AT es una persona contratada, perteneciente al área de la salud, que se inserta en la vida diaria del acompañado, en sus hábitos, hogar. En resumen, en el ambiente de la persona que lo necesita, con el objetivo máximo de que el acompañado pueda  progresivamente ir prescindiendo de sus servicios al ir alcanzando su funcionamiento autónomo e independiente, más allá de que deba o no continuar con las consultas profesionales que hacen a su tratamiento.  Siempre y cuando esta autonomía  se pueda plantear, ya que todos los cuadros clínicos no evolucionan del mismo modo.
¿Y cómo se inserta el AT en el tratamiento del paciente? ¿Quién lo contrata?
Es la familia del paciente quien debe solicitar al médico de cabecera de la obra social,  la necesidad de que la persona cuente con el servicio de AT, entonces el médico realiza la orden para su convocatoria; luego el AT debe confeccionar un plan de trabajo detallando la modalidad de intervención, objetivos, honorarios, encuadre, datos del paciente y demás; esto se presenta conjuntamente con la orden del médico en la OS y una vez evaluado y autorizado el plan de trabajo, comienza la labor del AT.  Debemos tener presente que la figura del AT no se encuentra en el nomenclador (listado de honorarios nacionales), por lo que, generalmente, cada OS abona diferentes honorarios, valor hora.  Por ejemplo, PAMI abona $xx con un tope máximo mensual, monto que se distribuye en las horas a facturar a la OS que el AT convenga con la familia del paciente, no importa la cantidad de horas convenidas, la facturación nunca puede superar el monto máximo de dinero que propone PAMI.
En relación al Asistente externo o AE, la situación es diferente, su incumbencia es, exclusivamente en el sistema educativo. Su accionar se sustenta en la Ley de Educación 26206, quien establece que se debe garantizar la inclusión educativa brindando a todas las personas la posibilidad de desarrollar sus máximos posibilidades, esto facilitado por planes y estrategias adecuadas para su objetivo.  La ley nacional 26061 y la Ley provincial 13298, establecen los derechos de los niños, niñas, y adolescentes, refiriendo a una educación integral que los prepare para el ejercicio de la ciudadanía, la convivencia y el trabajo democrático. Por ello la Dirección General de Cultura y Educación tiene la responsabilidad indelegable de garantizar y supervisar una educación general inclusiva, respondiendo a la Convención Internacional sobre los derechos de la personas con discapacidad quien compromete a los estados parte a que las personas en situación de  discapacidad reciban la atención educativa que les corresponde y no sean excluidos del sistema de educación.
La incumbencia del AE está dirigida a la asistencia, atención y/o apoyo  personal, la integración social, vincular, y a la contención física y emocional del alumno acompañado cuando sea necesario. Siempre recordando que, pierde todo sentido la figura del AE, si el niño queda en segundo plano prevaleciendo solamente el temor y la necesidad de los adultos y las instituciones que lo contienen y acompañan.
Es importante aclarar que la intervención pedagógica está a cargo exclusivamente de los docentes del sistema educativo involucrados en la enseñanza pertenecientes a la institución educativa, no es labor del “Profesional Externo” AE.  
Requisitos para operar como AE, ser un profesional de la salud, y puede pertenecer a una institución habilitada para tal ejercicio, por ello se debe tener presente que es un profesional ajeno al sistema educativo, por lo que no es miembro de la institución educativa.  
A diferencia del Acompañamiento terapéutico, y para ir diferenciando, el AE solo asiste en el área educativa, integrando socialmente al acompañado, asistiéndolo solamente en horario de cursada, y nunca fuera de la institución educativa.
También a diferencia del AT, el profesional externo, sí cuenta con una actividad nomenclada, por las 4/5 horas escolares diarias, es decir por jornada escolar.  Al igual que el AT su máximo objetivo es la autonomía del acompañado, poder ir retirando su figura progresivamente si las particularidades del caso lo permiten.
En cuanto a la Maestra Integradora, debe tratarse de  una profesional con sólida formación pedagógica, como el caso de una maestra especial, o una psicopedagoga. Su función es la de facilitarle al niño los contenidos curriculares, realizando adaptaciones de ser necesario, y/o generando estrategias conjuntamente con el docente institucional para que el niño pueda adquirir, desde su particularidad, el máximo conocimiento posible.  Su incumbencia es siempre en relación a los contenidos pedagógicos y a las particularidades del aprendizaje del niño, niña o adolescente.  Su designación, en el caso de las escuelas públicas, se gestiona mediante la Secretaría de Asuntos Docentes, SAD.
             Realizado por el licenciado en psicología Carlos Ontivero. 

Acompañante Terapéutico - Asistente Externo - Maestra integradora

¿Cuál es la diferencia?
 He notado que generalmente estas figuras generan confusión, no se sabe bien cuál es la diferencia entre ellos y cuáles son específicamente sus incumbencias.
Podríamos decir que el Acompañante Terapéutico, es una figura con incumbencia en el área de la salud, es un sujeto con una formación específica y determinada que lo habilita a acompañar a otros que se encuentran atravesando una situación compleja en relación a su salud psíquica, física o emocional. 
El AT, o acompañante terapéutico, (en circunstancias óptimas) debe trabajar inserto dentro de un equipo terapéutico, generalmente se trata de un equipo de salud interdisciplinario, donde el AT es quien realizaría el trabajo de asistencia y apoyo por varias horas a su acompañado.  Es necesario tener presente que, del equipo tratante, es el Acompañante Terapéutico el que se vincula  mayor cantidad de tiempo con el paciente, por lo que su labor, y conocimiento de la problemática es sumamente importante para el bienestar y la evolución de la persona asistida, aspecto que no debe ser desestimado por los profesionales del equipo de salud interviniente.
Entonces, podemos decir que el AT es una persona contratada, perteneciente al área de la salud, que se inserta en la vida diaria del acompañado, en sus hábitos, hogar. En resumen, en el ambiente de la persona que lo necesita, con el objetivo máximo de que el acompañado pueda  progresivamente ir prescindiendo de sus servicios al ir alcanzando su funcionamiento autónomo e independiente, más allá de que deba o no continuar con las consultas profesionales que hacen a su tratamiento.  Siempre y cuando esta autonomía  se pueda plantear, ya que todos los cuadros clínicos no evolucionan del mismo modo.
¿Y cómo se inserta el AT en el tratamiento del paciente? ¿Quién lo contrata?
Es la familia del paciente quien debe solicitar al médico de cabecera de la obra social,  la necesidad de que la persona cuente con el servicio de AT, entonces el médico realiza la orden para su convocatoria; luego el AT debe confeccionar un plan de trabajo detallando la modalidad de intervención, objetivos, honorarios, encuadre, datos del paciente y demás; esto se presenta conjuntamente con la orden del médico en la OS y una vez evaluado y autorizado el plan de trabajo, comienza la labor del AT.  Debemos tener presente que la figura del AT no se encuentra en el nomenclador (listado de honorarios nacionales), por lo que, generalmente, cada OS abona diferentes honorarios, valor hora.  Por ejemplo, PAMI abona $xx con un tope máximo mensual, monto que se distribuye en las horas a facturar a la OS que el AT convenga con la familia del paciente, no importa la cantidad de horas convenidas, la facturación nunca puede superar el monto máximo de dinero que propone PAMI.
En relación al Asistente externo o AE, la situación es diferente, su incumbencia es, exclusivamente en el sistema educativo. Su accionar se sustenta en la Ley de Educación 26206, quien establece que se debe garantizar la inclusión educativa brindando a todas las personas la posibilidad de desarrollar sus máximos posibilidades, esto facilitado por planes y estrategias adecuadas para su objetivo.  La ley nacional 26061 y la Ley provincial 13298, establecen los derechos de los niños, niñas, y adolescentes, refiriendo a una educación integral que los prepare para el ejercicio de la ciudadanía, la convivencia y el trabajo democrático. Por ello la Dirección General de Cultura y Educación tiene la responsabilidad indelegable de garantizar y supervisar una educación general inclusiva, respondiendo a la Convención Internacional sobre los derechos de la personas con discapacidad quien compromete a los estados parte a que las personas en situación de  discapacidad reciban la atención educativa que les corresponde y no sean excluidos del sistema de educación.
La incumbencia del AE está dirigida a la asistencia, atención y/o apoyo  personal, la integración social, vincular, y a la contención física y emocional del alumno acompañado cuando sea necesario. Siempre recordando que, pierde todo sentido la figura del AE, si el niño queda en segundo plano prevaleciendo solamente el temor y la necesidad de los adultos y las instituciones que lo contienen y acompañan.
Es importante aclarar que la intervención pedagógica está a cargo exclusivamente de los docentes del sistema educativo involucrados en la enseñanza pertenecientes a la institución educativa, no es labor del “Profesional Externo” AE.  
Requisitos para operar como AE, ser un profesional de la salud, y puede pertenecer a una institución habilitada para tal ejercicio, por ello se debe tener presente que es un profesional ajeno al sistema educativo, por lo que no es miembro de la institución educativa.  
A diferencia del Acompañamiento terapéutico, y para ir diferenciando, el AE solo asiste en el área educativa, integrando socialmente al acompañado, asistiéndolo solamente en horario de cursada, y nunca fuera de la institución educativa.
También a diferencia del AT, el profesional externo, sí cuenta con una actividad nomenclada, por las 4/5 horas escolares diarias, es decir por jornada escolar.  Al igual que el AT su máximo objetivo es la autonomía del acompañado, poder ir retirando su figura progresivamente si las particularidades del caso lo permiten.
En cuanto a la Maestra Integradora, debe tratarse de  una profesional con sólida formación pedagógica, como el caso de una maestra especial, o una psicopedagoga. Su función es la de facilitarle al niño los contenidos curriculares, realizando adaptaciones de ser necesario, y/o generando estrategias conjuntamente con el docente institucional para que el niño pueda adquirir, desde su particularidad, el máximo conocimiento posible.  Su incumbencia es siempre en relación a los contenidos pedagógicos y a las particularidades del aprendizaje del niño, niña o adolescente.  Su designación, en el caso de las escuelas públicas, se gestiona mediante la Secretaría de Asuntos Docentes, SAD.
             Realizado por el licenciado en psicología Carlos Ontivero. 

sábado, 23 de abril de 2016

La vida no es un cuento maravilloso (Tragedia de Costa Salguero)

Estos días comencé a evaluar la posibilidad de redactar algo relacionado con alguna noticia de la actualidad, y qué más actual que la tragedia de Costa Salguero. Ahora tarea difícil si las hay, ya que he leído en estos días excelentes y admirables análisis técnicos y muy precisos de profesionales avezados.  Entonces, ¿qué decir?
Se me ocurrió que, ya que este suceso involucra a los jóvenes, podríamos analizar un cuento, mejor dicho, re-pensar  un cuento, uno de los de antaño, de esos que todos conocemos desde hace, poco más o poco menos. Imaginemos una versión actual de “Blancanieves”…
Bien, hoy en día, y simplemente para comenzar, nos veríamos en la obligación de dar cuenta y realizar aclaraciones por el nombre de la joven… lo que ya es significativo y nos va llevando al tema que nos convoca.
Blancanieves, pensémosla, una joven muy bonita, con toda la belleza que acompaña a la juventud, con una posición económica más que buena (recordemos: vive en un palacio, viste hermosos vestidos, si ella fuera a un boliche, seguramente podría pagar $500, $800 la entrada, así  también $80 la botellita de agua…). Entonces, aparentemente Blancanieves tendría todas las necesidades básicas más que cubiertas. ¿O no?
Pero luego tomamos conocimiento de que la pobre adolescente que parece tenerlo todo, que inclusive nos autorizaría a pensar que en más de alguna ocasión pudo ser modelo, aspiración y anhelo de otras jóvenes con menos recursos, está un poco sola, o por lo menos así podría sentirse. ¿Sola? Sí. Recordemos que en la historia de la joven, la persona que debería oficiar de madre está muy ocupada consigo misma, aún más, su mayor ocupación esta en  envidiar y rivalizar con la belleza y juventud de la adolescente.  
Del padre… ni noticias. Pero claro, quizás los más memoriosos, me recordarían que en su lugar, la jovencita cuenta con “siete enanos”, los que laburan todo el día de estrella a estrella… panorama complicado.
Ahora, para continuar, tomemos cuenta que Blancanieves es una adolescente y, como tal, se encuentra atravesando una etapa muy compleja y traumática. En este momento de su vida la joven debe poder resolver nada menos que el duelo por el cuerpo de la infancia, por la caída de los padres idealizados, también aquí va a poner en tela de juicio todo lo conocido, por ende se va a revelar enérgicamente contra todo lo que pueda revelarse, va a odiar y a amar fervientemente y con la misma franqueza. Va a sufrir la angustia de tener que decidir quién será el día de mañana, qué quiere para su futuro, aun, cuando quizás en este momento se resista a pensar en ello.
Por todo el caos psíquico que se experimenta en esta etapa, y como todo adolescente solitario liberado a su propio albedrío, lo más probable es que Blanca Nieves quiera dormir hasta cualquier hora (y sin mediar manzana), la casa sea un caos, no quiera cocinar ningún pastel, corte más de la mitad de la falda amarilla del vestido, le grite a la madrastra que es una bruja perversa a la que le agarró el viejazo, y, quizás, con suerte, acceda a bañarse cada tanto en la semana…
Pero debemos tener presente que para poder acceder, antes debe haber un otro presente que proponga o apremie.
Recordemos que lo más probable es que la joven se sienta sola,  como todo adolescente, incomprendida, y que, probablemente, en el ambiente se presenten dificultades de comunicación entre los miembros del grupo familiar. 
¿Cuánto tiempo puede pasar hasta que la chica comience a sentir la soledad y el vacío de vivir en un  bosque? ¿Con quién va a hablar sobre sus ansiedades o lo que siente? ¿Con los pajaritos y los blanquitos conejos? No, eso dejémoslo para la versión de los Hermanos Grimm (espero ellos me puedan perdonar). La vida no es un cuento maravilloso, la vivencia de vacío, la necesidad de afecto es moneda corriente aquí y ahora.  Cuántos chicos y chicas inmersos en esta realidad desearían vivenciar, así sea sólo por un instante, un cuento maravilloso, vivir en ese mundo mágico de ensueño, que seguramente hace muy poquito tiempo aún estaban convencidos  de que existía.  Otro DUELO más, y lo escribo con mayúsculas porque un duelo no es poca cosa, todo lo contrario, implica un gran gasto de energía y es particularmente doloroso.
Así los jóvenes están en una etapa de suma vulnerabilidad, necesitando ser acompañados, escuchados. Al igual que el niño pequeño, necesitan sentir que cuando tengan la necesidad de retroceder a buscar palabra, afecto y motivación de sus mayores, ellos estarán ahí para recibirlos y desde allí los verán adentrarse otra vez en la vida, como cuando eran pequeños.  
Por ello hay que estar ahí. Recordemos que, como la vida no es un cuento Maravilloso, no hay una bruja torcida y verrugona con una manzana envenenada, hay un monstruo mucho peor… En la vida real existe todo un mercado dirigido por psicópatas que especula y se enriquece con la angustia y necesidad de nuestros chicos, que los envenena aprovechándose de su vulnerabilidad, vendiéndoles pastillas que producen diferentes alteraciones sensoperceptivas llegando hasta los más significativos estados oníricos y alucinatorios, inclusive pudiendo provocar sensaciones muy similares a los estados en brotes psicóticos o, en diversos casos, a los episodios de los trastornos de ansiedad.  Inclusive a algunos, como a los jóvenes de Costa Salguero, les quita la vida.
Para ir concluyendo, quisiera resaltar y que, por favor, quede claro que este escrito no pretende responsabilizar a los padres por lo sucedido a nuestros chicos, para nada, simplemente como dice ese conocido refrán: “Camarón que se duerme lo lleva la corriente”. Pensemos que, si en nuestro caso, la corriente fuera nuestro sistema social, económico y político, no nos durmamos, que no nos lleve la corriente del dinero, de la imagen y de lo efímero, es muy alto el precio por dejarse arrastrar.
“No veo la hora de llegar y estar en Plutón”  Posteó una de las jóvenes victimas antes de la tragedia que le arrebató la vida.  Para pensar… ¿No?
                     Realizado por el licenciado en psicología Carlos Ontivero. 
                                                                                        

sábado, 16 de abril de 2016

Violencia Laboral o Mobbing

"Situación en la que una persona con mayor jerarquía ejerce una violencia extrema, de forma sistemática, recurrente y durante un tiempo prolongado, sobre otra persona o personas en su lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que, finalmente, esa persona o personas acaben abandonando el puesto de trabajo".
Heinz Leymann - doctor en Psicología del Trabajo.

El concepto de mobbing es relativamente reciente. En sí, fue acuñado por el etólogo Konrad Lorenz quien observó un comportamiento particular en  determinadas especies animales: vio que en ciertos casos los individuos del grupo se unían, aliaban, para atacar sistemáticamente a otro miembro del grupo.
Para definir esta situación  utilizó el verbo inglés “To mob” que se define como atacar con violencia, de allí deviene el término que hoy nos convoca.
Lo más complicado del acoso moral y psicológico en el trabajo es detectar cuándo comienza y porqué. Hay que tener bien claro que el mobbing es intencional, dista mucho de ser un daño sin intención.  Para El Sistema Argentino de información Jurídica (www.saij.jus.gov.ar) las razones pueden ser de orden personal, o bien profesionales, obedeciendo a considerar en primer lugar las cualidades de la víctima.
Sean cuales fueran las  cualidades que reúne la víctima en su particularidad, o por lo menos para el hostigador o mediocre, conducen a este último a efectuar estrategias dirigidas a la destrucción física y moral de la víctima, ya sea por sentirlo una amenaza a futuro o solamente por la satisfacción de sus necesidades particulares (sí, señores, hay gente que goza con estos accionares y como  muchos de los procedimientos psicopáticos constan de un método observable).  
Se sostiene que el acosador primero observa, estudia a la víctima, averigua cosas de él para saber cuáles son sus puntos débiles a socavar, luego genera un conflicto responsabilizando a la víctima generando confusión en el entorno. Por último el hostigador pone en práctica toda la estrategia del acoso utilizando sistemáticamente y durante un tiempo prolongado una serie de comportamientos perversos para ridiculizar, atrapar socialmente y someter psicológicamente a la víctima hasta su desmoronamiento.  Esta es la parte más feroz del mobbing. 
El acosador, dada su mayor jerarquía, busca apoyo entre los demás miembros desacreditando al damnificado e incluso utilizando estrategias que implican represalias para los otros que no lo apoyen. Así es que generalmente la víctima se siente culpable llegándose a preguntar qué es lo que hace mal, de este modo comienza la angustia. Niega las evidencias de la agresión confundido por la pasividad, rechazo o ignorancia del resto del grupo al que pertenece. 
Es una etapa prolongada, sistematizada, sutil de agresión  ininterrumpida  que termina por roer el estado anímico de la víctima por acumulación de estímulos aversivos.  A continuación se mencionan algunos de los accionares más habituales implicados en el mobbin: 

 a) Ataque a la víctima a través de medidas organizacionales.

  •          Designar los trabajos peores o más degradantes.
  •          Designar trabajos notoriamente innecesarios, monótonos o repetitivos.
  •          Designar tareas notoriamente por debajo de sus  habilidades.
  •          No asignar ningún tipo de trabajo.
  •          Exceso de trabajo (presión injustificada o establecer plazos imposibles de cumplir).
  •          Cambios de puesto sin previo aviso, intentos persistentes de desmoralizar o retirar ámbitos de responsabilidad sin justificación.
b) Aislamiento social.

  •         Restringir las posibilidades de comunicación por parte del superior o de los compañeros, impidiéndole plantear lo que  sucede.
  •         Traslado a un puesto de trabajo aislado.
  •         Ignorar a la persona o no dirigirle la palabra.
c) Ataques a la vida privada de la persona.

  •          Críticas constantes a la vida privada.
  •          Atribución de fallos psicológicos y de falsas enfermedades.
  •          Burlarse de algún defecto personal.
  •          Imitar los gestos y cualidades de la víctima.
  •          Ataques a las actitudes y creencias políticas y/o religiosas.
d) Violencia física.

  •          Acoso o violencia sexual.
  •          Amenazas de violencia física.
  •          Maltrato físico.
e) Agresiones verbales.

  •          Gritar o insultar.
  •          Acoso o violencia sexual verbal.
  •          Críticas permanentes al trabajo de la persona.
  •          Amenazas verbales, humillaciones constantes.
Claro que todo esto es un proceso que comienza y se desarrolla prolija y minuciosamente, en el cual, todas las agresiones son ejercidas de tal manera que en muchas ocasiones todo transcurre muy solapadamente, así es que al principio la víctima llega, generalmente, a re-plantearse si realmente es víctima de agresiones o es el parecer de su percepción, el agresor confunde y lo hace adrede, aplica el doble discurso, lo aliena.  Para cuando la víctima toma conocimiento  de lo que pasa, ya está sometida y dañada por la agresión.  En el mejor de los casos puede buscar y acceder a la asistencia de psicólogos y/o psiquiatras conjuntamente con la de un buen abogado laboral.  
Por otro lado es importantísimo tener presente que se debe  conseguir
prontamente el contacto “0” con el agresor.



miércoles, 13 de abril de 2016

Continuamos revolcaos en un merengue...


Hoy 13-04-2016, en este agitado día gris,  puede apreciarse  terrible despelote político y social…  

Kant sostiene que las impresiones sensibles son la ocasión, el estímulo, para que la facultad de conocer se ponga en acción, pero esta facultad de conocer, no se limita solamente a recibir  impresiones, sino que aporta un conjunto de formas a priori con las que el sujeto moldea el objeto en su conocimiento.
Por lo tanto, el conocimiento, no se origina en su totalidad de la experiencia, sino que la  experiencia proporcionaría solamente la materia, y  las formas en cambio provienen del sujeto como condiciones de posibilidad de experiencia de ese ob-jeto. “Ob”, como eso colocado frente a…, delante de…, y “ieptum” como puesto, lanzado, etc.  
Entonces vale decir que cuando hay conocimiento se da un  "algo" que nos encontramos,  "algo" que viene a nuestro encuentro, algo que nos enfrenta.  Y aquí bajo un cambio y toco tierra.
¿Nos enfrenta como este despelote político y social actual?  ¿Pero por qué no nos enfrenta a todos de la misma manera, sino  todo lo  contrario,  enfrenta a los compatriotas entre sí?
Porque debemos recordar que con las meras impresiones dadas no es suficiente para el acto de conocer,  sino que también el sujeto aporta esos modelos, formas, o moldes con los que cuenta a priori y entonces nos percatamos de que ese ob-jeto no nos es revelado a todos del mismo modo, de la misma manera.  
Todo esto para concluir que no se puede conocer la cosa en sí misma, sino que las cosas siempre se aprecian en un  “para sí”, atravesadas, iluminadas, teñidas  por la subjetividad. Subjetividad que en este aquí y ahora de nuestro país se puede observar claramente, en como cada uno de nosotros, los actores sociales, muerde con vehemencia enardecida la mano que cree portadora del dedo que le revolvió el narcisismo.  

(Bibliografía:  Kant, Critica de la razón pura- Principios de filosofía, A. Carpio- Noticiero matutino  y redes sociales)


domingo, 3 de abril de 2016

¿Cuándo una persona tiene que ir al psiquiatra o al psicólogo?

Leyendo una de las revistas más populares de los domingos, hoy 03-04, en la página 71, me encontré con un artículo relacionado a la salud mental en donde un lector realizaba la presente consulta: “¿Cuándo una persona tiene que ir al psiquiatra o al psicólogo?”  Y para mi gusto, la respuesta del Dr. me pareció  poco esclarecedora, un tanto imprecisa y veamos por qué.
Para comenzar me parece necesario no utilizar los términos “psicólogo”, “analista” y “psiquiatra” de manera indistinta, ya que no- es - lo - mismo.  Entonces decimos de manera resumida que el  psicólogo es un profesional de la salud formado en el estudio de los procesos mentales en sus  dimensiones cognitiva, afectiva y comportamentales del ser humano.  Estudia la conducta normal y las desviaciones de la normalidad, para lo cual puede valerse de diversas técnicas psicométricas y/o proyectivas, a parte de la entrevista psicológica.  
El psicólogo, es un Licencidado en psicología que cuenta con una matrícula profesional nacional,  puede tener formación en investigación, en tareas preventivas comunitarias en diversas asociaciones u organismos públicos, desempeñarse en el área, clínica,  educativa, deportiva, jurídica, ligadas al alivio del sufrimiento humano o no.  Entonces decimos que los psicólogos que optan por una formación clínica pueden hacerlo en diversas líneas teóricas de intervención psicoterapéuticas entre las que el psicoanálisis (es decir como analista) es una alternativa terapéutica más.
El psicoanálisis es un método descubierto por S. Freud, y continuado por otros muchos autores. Consiste en la búsqueda de verdad individual más allá de los acontecimientos, es decir, priorizando la realidad  psíquica del sujeto (sujeto del inconsciente), todo adquiere sentido por la forma en que han participado y se han sentido modificados, tanto, por las experiencias de  su realidad como por sus fantasías.  Para ello utiliza un método, “La asociación libre”, el diván, como recurso que genera un estado de relajación que propicia la disminución de las resistencias, facilitando el fluir de la palabra junto a la atención flotante del analista.
Para ser psicoanalista se requiere una carrera de grado,  que no necesariamente es la Psicología. 
Por otra parte el psiquiatra es un doctor en medicina, con matricula profesional nacional, especializado en psiquiatría, su incumbencia es la salud mental del paciente, es el ÚNICO  profesional habilitado a recetar y dosificar  psicofármacos,  medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso modificando algunas cuestiones en su funcionamiento químico.
Entonces, ahora podemos referirnos a la pregunta inicial: “¿Cuándo una persona tiene que ir al psiquiatra o al psicólogo?”

Para consultar con un profesional de la salud mental mínimamente tiene que haber una inquietud, malestar, una pregunta, lo que se conoce como una demanda.  Una necesidad de estar mejor.  Entonces, es ese el momento en que  la persona decide consultar a un profesional  aunque no siempre logra trabajar rápidamente desde la palabra.  Algunas veces, el acceso a la palabra se torna muy difícil por algunas cuestiones particulares, como altos niveles de ansiedad, o de angustias desbordantes etc. En muchas de estas situaciones, y otras,  el paciente se torna refractario a la palabra y a las intervenciones del profesional, necesitando de una interconsulta a psiquiatría para poder mejorar y avanzar hacia la salud. También existen situaciones, en la que a pesar de ser mayor de edad, son quienes lo rodean los que deben decidir que es momento de consultar, estos son los casos que comúnmente desde el inicio se abordan conjuntamente con psiquiatría.  Para todo ello el psiquiatra y el psicólogo y/o psicoanalista, deben trabajar interdisciplinariamente y en comunicación mutua, no hay otra forma si realmente se piensa en el bienestar del paciente.  


viernes, 1 de abril de 2016

El enojo y sus consecuencias

El enojo es una reacción normal del ser humano. Quién no se enojó alguna vez en su vida?  Basta con conducir un vehículo, ver un partido, discutir con alguien o simplemente ver los aumentos mencionados en un noticiero matutino. Ahora el enojo se convierte en un problema cuando ese enojo se siente con demasiada intensidad, con demasiada frecuencia o se expresa de manera inapropiada, descontroladamente.  El sentirse enojado intensa o frecuentemente causa extremado estrés  en el cuerpo.  Durante episodios prolongados y frecuentes de enojo, ciertas áreas del sistema nervioso se activan desmesuradamente.  Como consecuencia, la presión sanguínea y el ritmo cardíaco aumentan y se mantienen elevados por períodos prolongados. Este estrés en el cuerpo puede ocasionar muchos problemas de salud, tales como la hipertensión, las cardiopatías y una disminución en la eficiencia del sistema inmunológico y muchas más enfermedades somáticas.
Controlar el enojo se relaciona con las consecuencias negativas que resultan de la expresión descontrolada de dicho  enojo.  En un extremo, el enojo puede conducir a la violencia o a la agresión física, lo cual puede ocasionar un sin número de consecuencias negativas, tales como el ser arrestado o encarcelado, resultar herido, perder a seres queridos, ser expulsado de un ambiente social como la  escuela, el  trabajo, club etc.
Aun cuando el enojo no lleve a la violencia física, las expresiones del mismo, tales como la manifestación  verbal o la conducta amenazadora o agresiva, suelen tener consecuencias terriblemente negativas.
Por ejemplo, es posible que los otros sientan miedo, resentimiento y falta de confianza hacia las personas que los someten a explosiones de enojo.
¿Pero puede haber un beneficio de la conducta de enojarse? Si, puede haber un beneficio, en algunos casos puede tener  inicialmente muchas recompensas aparentes. Una podría ser  poder manipular y controlar a los demás a través de la conducta amenazadora o agresiva ya que otros pueden hacer caso a las demandas de una persona porque la temen sus amenazas verbales como ironías descalificaciones o a su violencia en general.  Otro beneficio puede ser el alivio de la tensión que se produce cuando se pierde el control y se actúa con agresividad.
Algunos autores las llaman recompensas “aparentes”, ya que las consecuencias negativas a largo plazo superan ampliamente las ganancias de corto plazo.  Por ejemplo para los niños, tales conductas significan que sufrirán daños físicos si no obedecen. La recompensa inmediata para el padre o la madre sería que los hijos obedecen sus órdenes. La consecuencia a largo plazo, sin embargo, puede ser que los niños aprenden a tenerle miedo o a sentir desagrado por ellos y lleguen a sentirse distanciados afectivamente.  Es posible que a medida que crezcan, traten de evitar el contacto, se sientan inseguros de ellos mismos, temerosos o se identifiquen con la violencia de sus padres.
Existen creencias populares sobre el enojo que hay que desmentir:
·         - El enojo es hereditario. Un error o mito común acerca del enojo es que la manera de expresar el enojo es heredada, se aprende y es un síntoma, un indicador.
·        -  Otro mito acerca del enojo consiste en creer que la única manera eficaz de expresar el enojo es a través de la agresión. Normalmente se piensa que el enojo es algo que, una vez que surge, se va intensificando hasta constituir una agresiva explosión de furia.
·        -  Que tenemos que ser agresivos para conseguir lo que queremos. Muchas personas confunden la asertividad con la agresión.
·         - Siempre es positivo expresar el enojo. Durante muchos años, la creencia popular entre numerosos profesionales en el área de la salud física y mental y entre la gente en general, era que la expresión agresiva del enojo, como gritar o pegarle a la almohada, era terapéutica y saludable.

Hay que tomar conciencia del enojo y hacia donde nos conduce.  Para superar el enojo se debe tomar conciencia de las situaciones, circunstancias y conductas de los demás y las propias que desencadenan o “disparan” el enojo y trabajarlas en el ámbito adecuado.
Esta toma de conciencia también involucra la comprensión de las consecuencias posteriores al enojo y si realmente es lo que queremos para nosotros mismos.
A veces las circunstancias involucran otras cuestiones más complejas que una mera condición de hábitos, por lo que es recomendable consultar con un profesional antes de llegar al límite.